Zipacná cuenta con apenas 18 años y su liderazgo es contundente. Asombrosamente hábil político y negociador, se ha abierto paso hasta deponer a su propia madre para hacerse con el trono de Akbal. Derrotó a su hermano y lo obligó a refugiarse al norte del mundo cuántico en el que habitan. La gente lo respeta y lo ama porque él hará lo que sea por el bien de su pueblo. Es su congruencia con sus ideales lo que lo ha convertido en un poderoso monarca. Tiene el compromiso de migrar a su gente, ya que Akbal es un mundo volcánico y agreste, y establecerse en un mundo más apacible. Está obsesionado por algún día ser elegido por la mítica serpiente Gucumatz como su wayob y así consolidar su poderío.